miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Pintura Renacentista



TÍTULO: LA GIOCONDA  ó  (MOMNA LISA). 
AUTOR: Leonardo Da Vinci (1452 – 1519). 
CRONOLOGÍA: 1503-1506. 
ESTILO: Renacimiento (Cinquecento). 
LOCALIZACIÓN ACTUAL: Museo del Louvre, París (Francia). 

TÉCNICA: Óleo. 
SOPORTE: Tabla de 77 cm x 53 cm.
TEMÁTICA: Retrato. 
ESTRUCTURA: Lo que más llama la atención de la Gioconda, es su enigmática mirada y misteriosa sonrisa. Para conseguirlo, Leonardo pintó con paciencia sobre un delgado y frágil soporte de madera de álamo, que preparó con varias capas de enlucido. Primero pintó a  la mujer sobre el cuadro y después la pintó al óleo con colores muy diluidos para poner capas transparentes, que dan al rostro efectos de luz y sombra muy naturales, pero también idealizados y mágicos.
El paisaje del fondo, con sus dos partes imposibles de enlazar, contribuye a acentuar la sonrisa de la mujer. Leonardo difuminó los ojos y los labios, aunque también empleó el sfumato en los rizos que caen sobre el hombro de la mujer. Con el sfumato, consiguió recrear los efectos sutiles de la luz sobre la piel y el paisaje. La luz, mortecina e irreal y la paleta de colores más sombría de lo que solían usar sus contemporáneos, dulcifica el retrato. Destaca la ausencia de pinceladas.

COMPOSICIÓN: En este retrato la dama está sentada en un sillón y posa sus brazos en los apoyos del asiento, frente a un paisaje. En sus manos y sus ojos puede verse un claro ejemplo característico del sfumato, y también puede destacarse el juego que hace con la luz y la sombra para dar sensación de volumen. El punto donde  converjan todas las miradas es, sin duda la cara de la mujer, aunque hay un segundo punto de inflexión; sus manos, bellamente modeladas y entrelazadas. Para utilizar su aire de misterio, Leonardo utilizó un recurso que  sólo un gran pintor podría haber empleado con éxito: los dos lados del cuadro no coinciden exactamente ni en la cara ni en el paisaje fantástico del fondo. 

CONTENIDO: Representa el retrato de una mujer de misteriosa sonrisa. Es uno de los cuadros más discutidos y enigmáticos de la historia del arte.